14 de junio de 2010

Igualdad e inflación.








Igualdad e Inflación

Los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner no tuvieron demasiada confrontación con los sectores concentrados de la economía, la tasa de desempleo se redujo constantemente en estos últimos años y hoy aparecen dos discursos que operan sobre la base de frenar el proceso distributivo.

Como decía hay dos discursos:
- uno que rescata el combate contra la pobreza, escondiendo el problema de la lucha contra la desigualdad;
- el otro apunta a asustar y frenar el proceso redistributivo, porque de eso se trata cuando hoy se habla de controlar el problema de la inflación.

El problema de la distribución de la riqueza y la distribución del ingreso, está enmarcado en una instancia que implica que va a haber una conflictividad social que es necesario poder sostener.

Las recetas que aparecen para resolver el problema de la economía -todas ellas- apuntan a plantear el problema de frenar el aumento de los precios bajo el argumento de que los pobres son los que peor la pasan, todos ellos (como en los `90) apuntan a frenar la distribución del ingreso.

Algunos plantean subir la tasa de interés para bajar la demanda y sobre esa base bajar el nivel de producción y si todo esto ocurre el empleo se reducirá a un nivel tal, que doblegará la lucha de los trabajadores por obtener una mejor distribución del ingreso.

Por eso es importante que haya una declaración en la que participen CGT y CTA. En la Declaración del Bicentenario que rescata una lectura de cómo debe ser el proceso de desarrollo político del país, es una lectura que rescata la idea de este progreso sustentado en la conflictividad y la posibilidad de la lucha por la igualdad. Y en ese sentido es también una confrontación respecto de aquellos que intentan avanzar sobre el proceso de la inflación atacando el proceso redistributivo, sobre la base de desarticular las reivindicaciones de los trabajadores. Referido a estos, es importante entender la salida de los conceptos de los ´90, planteándose la necesidad de “desmercantilizar” buena parte de los bienes a los cuales tienen acceso los sectores populares.
La Salud, la Educación y los Alimentos no son una mercancía. Sin embargo el impacto sobre los precios que ha habido en los últimos meses, ante los cuales se alarman los medios de comunicación que instalan como eje de discusión permanente el tema de la inflación, ese impacto fue sobre los alimentos.
Son los bienes de primera necesidad, que son los que tienen que ver con el proceso distributivo que en la Argentina se ha instalado vía la Asignación Universal por Hijo y por la dinámica que tiene hoy la discusión de los salarios.
Entonces, la gran pregunta es: si estos bienes no son mercancías; entonces la formación, la discusión, la administración y la gestión de los precios, no pueden hacerse como en el resto de los mercados; porque sino, si son mercancías.
No es solo declarar que no lo son. En este sentido cabe reivindicar que sobre la gestión de los precios de estos bienes es justo, lícito, necesario, imprescindible, tener una política de control, de gestión, de administración de precios.
La libertad de precios que se proclama, tiene su esencia a favor del derecho de propiedad y sus frutos, de los empresarios que producen que producen estos bienes en condiciones concentradas, que reaccionan ante un aumento de salarios, de una forma inmediata, porque los aumentos de salarios van a esos bienes, porque esos bienes no son una elección, sino una necesidad de la gente.

Cuando plantean que haya libertad de mercado para estos bienes, es poner el derecho de propiedad privada y sus frutos por encima de los derechos sociales. Y los derechos humanos son indivisibles; y los derechos sociales no tienen menor valor que el derecho de propiedad. Y el derecho de propiedad no nació de un proceso de lucha por defender la propiedad privada de los medios de producción, sino que nació como la defensa de propietarios mas débiles en relación a propietarios mas fuertes; de manera que en este caso los derechos sociales son los que predominan y hay que reivindicar, luchar, organizarse, porque la lucha contra la inflación hoy tiene que ver con la puja distributiva, no con el reacomodamiento de precios relativos –del principio del gobierno de Kirchner- sino que es un intento por impulsar la reducción de la tasa de ganancia por parte de los trabajadores que luchan por mejorar su condición de vida y por un gobierno que apunta a resolver el tema de la pobreza, entendiendo que el acceso a los alimentos es un deber del estado y es un derecho de quienes lo necesitan; y no es una limosna, sino un deber resolver el derecho de los pobres.
Entonces; esa cuestión de discusión alrededor de la gestión de los precios en la economía es una cuestión central, y hay que defender las políticas del gobierno que intentan controlar los precios; por supuesto profundizándolos, mejorándolos, cambiando lo que sea necesario, pero nunca dejarse vencer por la idea de que estas políticas siempre fracasan y abdicar al planteo de la derecha, que apunta a plantear que la estabilidad democrática depende de que exista como condición que no se redistribuya, porque esta es la trampa: plantea los problemas de la credibilidad democrática y de la gobernabilidad, sobre la base del congelamiento de la distribución del ingreso de la década del ´90 y de las reformas liberales que se hicieron sobre la base de la peor de las dictaduras.

Sobre una ponencia en la Asamblea de Carta Abierta del día 24-04-2010, del Economista y compañero Guillermo Wierzba.

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